Catástrofes
internacionales como el hundimiento en 1978 del petrolero Amoco Cádiz en las
costas de Bretaña y el Desastre de Bhopal ocurrido en 1984 han demostrado la
universalidad de dichos eventos y la magnitud de ayuda requerida para
remediarlos.
La naturaleza
sin fronteras de la atmósfera y los océanos ha dado como resultado que el
problema de la contaminación sea considerado a nivel mundial, especialmente
cuando se trata el asunto del calentamiento global. Recientemente ha sido
utilizado el término contaminante orgánico persistente para describir un grupo
de sustancias químicas entre los que se encuentran: los PBDE, los PFC, etc.
Debido a la falta de experimentación sus efectos se desconocen en profundidad,
no obstante, han sido detectados en varios hábitats ecológicos aislados de los
centros de actividad industrial como el ártico, demostrando así su difusión y
bioacumulación a pesar de haber sido usados de manera extensa por un breve
periodo de tiempo.
La creciente
evidencia de contaminación local y global, junto con un público cada vez más
informado, han impulsado el desarrollo del movimiento ecologista, el cual tiene
como propósito proteger el medio ambiente y disminuir el impacto de los humanos
en la naturaleza.
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