Hay un gran número de contaminantes del agua que se
pueden clasificar de muy diferentes maneras. Una posibilidad bastante usada es
agruparlos en los siguientes ocho grupos:
Microorganismos Patógenos.
Son los diferentes tipos de bacterias, virus, protozoos y otros organismos que
transmiten enfermedades como el cólera, tifus, gastroenteritis diversas,
hepatitis, etc. En los países en vías de desarrollo las enfermedades producidas
por estos patógenos son uno de los motivos más importantes de muerte prematura,
sobre todo de niños. Normalmente estos microbios llegan al agua en las heces y
otros restos orgánicos que producen las personas infectadas. Por esto, un buen
índice para medir la salubridad de las aguas, en lo que se refiere a estos
microorganismos, es el número de bacterias coliformes presentes en el agua. La
OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda que en el agua para beber
haya 0 colonias de coliformes por 100 ml de agua.
Desechos Orgánicos.
Son el conjunto de residuos orgánicos producidos por los seres humanos, ganado,
etc. Incluyen heces y otros materiales que pueden ser descompuestos por
bacterias aeróbicas, es decir en procesos con consumo de oxígeno. Cuando este
tipo de desechos se encuentran en exceso, la proliferación de bacterias agota
el oxígeno, y ya no pueden vivir en estas aguas peces y otros seres vivos que
necesitan oxígeno. Buenos índices para medir la contaminación por desechos
orgánicos son la cantidad de oxigeno disuelto, OD, en agua, o la DBO (Demanda
Biológica de oxigeno).
Sustancias Químicas
Inorgánicas. En este grupo están incluidos ácidos, sales y
metales tóxicos como el mercurio y el plomo. Si están en cantidades altas
pueden causar graves daños a los seres vivos, disminuir los rendimientos
agrícolas y corroer los equipos que se usan para trabajar con el agua.
Nutrientes Vegetales
Inorgánicos. Nitratos y fosfatos son sustancias solubles en
agua que las plantas necesitan para su desarrollo, pero si se encuentran en
cantidad excesiva inducen el crecimiento desmesurado de algas y otros
organismos provocando la eutrofización de las aguas. Cuando estas algas y otros
vegetales mueren, al ser descompuestos por los microorganismos, se agota el
oxígeno y se hace imposible la vida de otros seres vivos. El resultado es un
agua maloliente e inutilizable.
Compuestos Orgánicos.
Muchas moléculas orgánicas como petróleo, gasolina, plásticos, plaguicidas,
disolventes, detergentes, etc. Acaban en el agua y permanecen, en algunos
casos, largos períodos de tiempo, porque, al ser productos fabricados por el
hombre, tienen estructuras moleculares complejas difíciles de degradar por los
microorganismos.
Sedimentos Y Materiales
Suspendidos. Muchas partículas arrancadas del suelo y
arrastradas a las aguas, junto con otros materiales que hay en suspensión en
las aguas, son, en términos de masa total, la mayor fuente de contaminación del
agua. La turbidez que provocan en el agua dificulta la vida de algunos
organismos, y los sedimentos que se van acumulando destruyen sitios de
alimentación o desove de los peces, rellenan lagos o pantanos y obstruyen
canales, rías y puertos.
Sustancias Radiactivas.
Isótopos radiactivos solubles pueden estar presentes en el agua y, a veces, se
pueden ir acumulando a los largo de las cadenas tróficas, alcanzando
concentraciones considerablemente más altas en algunos tejidos vivos que las
que tenían en el agua.
Contaminación Térmica.
El agua caliente liberada por centrales de energía o procesos industriales
eleva, en ocasiones, la temperatura de ríos o embalses con lo que disminuye su
capacidad de contener oxígeno y afecta a la vida de los organismos.
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